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José Manuel Rivas Otero 
Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y Jair Bolsonaro de Brasil están de actualidad. Analistas políticos de todo el mundo han destacado que, a pesar de sus grandes diferencias ideológicas, estos dos políticos tuvieron, al menos al comienzo, una respuesta similar a la crisis del Covid-19. Ambos dirigen los países más poblados de América Latina y, supuestamente, estaban llamados a liderar la respuesta a la pandemia. López Obrador, además, desempeña la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), mientras que Bolsonaro está al frente de la primera potencia demográfica y económica de la región. Sin embargo, durante la pandemia los dos han minimizado su influencia.
López Obrador no solo reaccionó tarde sino que, mientras aumentaba el número de casos en México, continuó celebrando encuentros multitudinarios con sus seguidores donde repartía besos y abrazos. Realizó declaraciones en las que animaba a sus compatriotas a ir a los restaurantes, con el argumento de que todavía estaban en la primera fase y que él les diría cuándo no salir. “Sigan llevando a la familia a comer, a los restaurantes, a las fondas, porque eso es fortalecer la economía familiar, la economía popular (…) No hacemos nada bueno si nos paralizamos sin ton ni son, de manera exagerada”, afirmó. Sin embargo, a finales de marzo, el presidente mexicano tuvo que reconocer la gravedad de la situación, decretó la emergencia sanitaria hasta el 30 de abril, instó a los ciudadanos a quedarse en casa y comenzó a tomar algunas medidas para reactivar la economía, como la reducción del sueldo de los altos funcionarios y la entrega de créditos a particulares y pequeñas empresas. Estas medidas, valoradas positivamente por casi el 80% de los mexicanos, según la encuesta publicada a finales de abril por Buendía & Laredo, no evitaron…
