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Desde que el Reino Unido comunicó su intención de abandonar la Unión Europea, la pesca ha sido una cuestión prioritaria. Ello se debe al estrecho vínculo creado entre los países que desarrollan actividades pesqueras en aguas de la Unión Europea bajo un mismo régimen, la Política Pesquera Común, con el fin de hacer de la pesca una actividad económica sostenible en todas sus vertientes.
Una parte de la flota pesquera española se ha desarrollado ejerciendo esta actividad en las aguas británicas, consolidando un tejido industrial y comercial ligado a las zonas costeras, donde sus puertos y otras industrias asociadas dependen de la continuidad de esta actividad.
Por ello, es primordial garantizar el mantenimiento de la actividad pesquera del conjunto de la flota de la Unión Europea cuando Reino Unido recupere la soberanía sobre su Zona Económica Exclusiva (ZEE) y conservar una fluida y equitativa relación comercial, para el aprovisionamiento del mercado de la proteína que proporciona el pescado.
