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Yolanda Díaz Pérez
La crisis de la Covid-19 ha obligado a rediseñar las políticas relacionadas con el trabajo. Se ha comenzado a escribir un libro nuevo que exige ambición, creatividad y ofrecer lo mejor. Se trata de concebir una organización del trabajo que se aparte de los estrechos márgenes del unilateralismo y que se imbuya de democracia: he aquí el reto. Bruno Trentin, el gran sindicalista italiano, advertía, en su "Ciudad del trabajo", que hasta ahora nos hemos dedicado a compensar en el ámbito de las políticas distributivas la ausencia del ejercicio efectivo de los derechos en el trabajo. Quizá sea este el momento apropiado para alterar esa ecuación y protagonizar el avance hacia una nueva organización del trabajo inclusiva, igualitaria, sostenible y respetuosa con las propias vidas, que tan valiosas son en su fragilidad, hemos aprendido.
