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El artículo se centra en cuatro aspectos de la política educativa que, con la Ley de Calidad, se están sometiendo a significativas transformaciones: la articulación de un sistema educativo comprensivo, la democratización educativa, la libertad de elección y creación de centros y la descentralización. Las presiones por reforzar medidas selectivas en el sistema educativo como contrapeso al aumento de la igualdad de oportunidades, por burocratizar la organización de los centros y someterlos a mayores controles centralizados a través de una evaluación poco democrática, o el sometimiento de los procesos de escolarización a las dinámicas del mercado, son las dinamitas que orientan la actual política educativa española frente a las que es preciso configurar una alternativa.
