El Reglamento europeo de sucesiones (plenamente aplicable desde agosto 2015) otorga un papel significativo a la autonomía de la voluntad, permitiendo al causante elegir la ley aplicable a su sucesión en supuestos transfronterizos. Aunque novedosa para los ordenamientos de algunos Estados miembros de la Unión Europea, la elección de la ley aplicable a la sucesión internacional cuenta con importantes precedentes convencionales y estatales en Europa, además de encontrarse alineada con una constante tendencia favorecedora de la electio iuris en los instrumentos europeos.