Más allá de los contextos históricos tan diferentes, el México de Francisco I. Madero y la república de Weimar en Alemania, tienen puntos de contacto que vale la pena resaltar, en ambos países se dan sendos experimentos democráticos y el desenlace en ambos es trágico: Madero es asesinado y México cae en una espiral de violencia que dura hasta mediados de los treinta. Alemania a partir de 1934, cae en el fascismo y luego en la segunda guerra mundial. En el artículo se reflexiona sobre las posibles enseñanzas derivables de esos experimentos democráticos.