Debido al estado de alarma y al confinamiento decretado las víctimas de violencia de género y sus hijos padecen un nuevo escenario en el que protegerse frente al maltrato machista, bien tengan la condición de trabajadoras, funcionarias, autónomas, jubiladas o desempleadas. Recluidas en el domicilio junto a sus maltratadores, que tienen más fácil ejercer la violencia física, o expuestas a las amenazas, coacciones y presiones telemáticos del agresor con el que no conviven, ya estén teletrabajando, se encuentren en casa inactivas o estén en paro lo cierto es que su situación ha empeorado. Los poderes públicos deben tener en cuenta estas excepcionales circunstancias de aislamiento social a la hora de poner en práctica las medidas de protección previstas legalmente y arbitrar nuevas fórmulas de tutela adaptadas a las mismas.