Santander, España
A medida que la tecnología avanza, habrá una tendencia a introducir innovación en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y en todos los elementos de la vida económica. Parece evidente que también las profesiones van incorporando medios tecnológicos en su ejercicio y desarrollo. La mediación se basa en la comunicación y tiene a su disposición todos los sistemas de comunicación electrónica. La posibilidad de aplicar la tecnología para resolver conflictos también se ha contemplado en la Ley, regulando la mediación electrónica y la mediación simplificada desde el año 2012. Sin embargo, hoy en día, la mayoría de los procesos de mediación son presenciales y no se utilizan en España plataformas en línea que sirvan de apoyo a estos procesos de mediación. Existe una clara resistencia de mediadores y mediados a lanzarse al uso de la tecnología en el proceso de mediación. Tampoco la Administración electrónica se ha aplicado a los servicios públicos de mediación, ni siquiera en la mediación intrajudicial. En este sentido, puede afirmarse que la mediación se encuentra en una situación de retraso respecto a otros servicios y profesiones relacionadas con la Administración de Justicia. Este artículo ofrece una serie de pautas, patrones y técnicas aplicables en la mediación desarrollada por medios electrónicos para ayudar a los mediadores a incorporar la tecnología en el proceso de mediación de forma eficiente. En este sentido, se puede observar cómo la tecnología puede servir al mediador a optimizar sus recursos. Desde el primer momento, podría procederse a la sustitución de la convocatoria física con procesos totalmente en línea. Sin embargo, la combinación de la tecnología en línea con la presencia en apoyo de los procesos tradicionales de mediación en persona podría suponer un paso intermedio necesario. Los profesionales deben superar los recelos naturales que supone incorporar nuevos sistemas puesto que el uso de la tecnología es cada vez más amable y su uso resulta atractivo para la próxima generación. Vencer el denominado “miedo líquido” que implica la sociedad moderna es un imperativo para la consolidación de la profesión de los mediadores. Tanto desde la formación como desde el ejercicio de la mediación deben incorporarse ya los medios tecnológicos si no se quiere rebotar en la superficie de esta moderna sociedad líquida para acabar hundiéndose al finalizar el fenómeno de epostracismo.
As technology evolves, there will be the trend towards the infusion of innovation into every aspect of our daily lives and into every part of economic existence. It seems obvious that almost all the professions are also incorporating technological tools in their practice and development. Mediation process relies on communication and has adequate technological resources to support management of all its services at all times. The possibility of using technology to resolve conflicts it´s already contemplated in Spanish legislation, in the matter of electronic mediation and simplified mediation since 2012. However, nowadays, the majority of mediation processes are face-to-face and online platforms to support these e-mediation processes are not used in Spain. There is a clear resistance of mediators and parties to the use of technology in the mediation process. Nor does the electronic administration has been applied to mediation public services, even in judicial mediation. Accordingly, it may be said that mediation is lagging behind other services and professions related to the Administration of Justice. This article offers a series of guidelines, standards and techniques applicable to mediation developed by electronic means to help mediators incorporate technology into the mediation process in an efficient manner. In this sense, it can also been noted on how the mediator can take advantage of the technology benefits to optimize his resources. From the very beginning, the face-to-face call could be replaced with fully online process. However, the combination of online technology and presence in support of traditional in-person mediation processes could be a necessary intermediate step. Professionals must overcome the natural misgivings of incorporating new systems as the use of technology becomes more friendly and attractive to the next generation. To overcome the so-called liquid fear implied by modern society is an imperative for the consolidation of the profession of mediator. Both training and mediation must incorporate technological means if we do not want to bounce off the surface of this modern liquid society and end up sinking into a phenomenon of epostracism.