Aurelio Sainz Pezonaga
El texto considera las dos dicotomías del deseo productor de juicios de valor en Spinoza: deseo pasional versus deseo racional y deseo ético versus deseo político, y explica por qué todo acuerdo sobre valores posee un carácter político.
Atiende, luego, al modo en que construye lo que llama “dictámenes de la razón” a través de la idea universal de hombre y la noción de mal. Revisa la socialidad tejida espontáneamente por la imitación de los afectos y la cooperación intelectual de la multitud. Y, por último, esboza el concepto de deseo común adecuado a la multitud libre. Su tesis es que el deseo común de concordia que mueve a la multitud libre se constituye, paradójicamente, en la disputa por las definiciones compartidas de lo bueno y lo malo, esto es, en la disputa en torno a la institución del imperium.
En la filosofía política de Spinoza, un juicio de valor compartido sólo puede ser producido por un deseo compartido, un juicio de valor común, por un deseo común. Al menos eso es lo que se desprende de su concepción del deseo como causa de los valores. En esta línea, la sociedad se define como un proceso de constitución de deseos comunes, proceso, también, de lucha por constituirlos de un modo o de otro. Cuando Spinoza habla, pues, del mejor imperium2, cabe entender que se refiere a aquel proceso social a través del cual la multitud libre configura un deseo común más potente. El mejor imperium será el deseado con una mayor intensidad por la multitud, el que despliegue las condiciones para la formación del deseo común de mayor potencia: un deseo productor de amor por la concordia. El mejor imperium es el que la multitud libre instituye cuando se adentra en un ciclo de liberación política, que, a su vez, alimenta, y se retroalimenta, de un ciclo de liberación ética. Y es “mejor” no por la autoridad de Spinoza, sino en cuanto lo afirme el deseo de la multitud libre que como tal lo inviste al instituirlo.