La revolución industrial y la posibilidad de acceder a nuevos modos de transporte, motorización, junto con el incremento de la población, del siglo XIX y finales del XX, provocaron problemas urbanos cuya solución se planteó a través de una planificación urbana, en la que se fomentó la especialización y segregación de usos en las ciudades, y es el modelo de desarrollo urbano que se ha seguido en la mayor parte de las ciudades europeas durante el siglo XX.
Esta circunstancia ha generado una cultura de la planificación urbana asentada casi exclusivamente en los nuevos desarrollos, llegando a asumir la dictadura del tráfico rodado sobre la ciudad.
En la última década, se está asentando una reflexión sobre los retos a los que se enfrentan las ciudades del futuro, tanto a nivel global (con la Agenda de ONU Habitat o la Agenda Urbana Europea) como estatal o regional, con el impulso de procesos de análisis y reflexión que partieron de iniciativas lanzadas entre los años 2008 a 2012.
Como respuesta a todos los procesos de reflexión, es preciso acometer un plan de acción que sirva para desarrollar los mecanismos de intervención que permitan revertir las situaciones de vulnerabilidad identificadas, que van más allá de la intervención física en la urbanización o rehabilitación de edificios.
En el País Vasco, se ha impulsado una propuesta de intervención en barrios laboratorio que permita desarrollar el conocimiento, instrumentos y mecanismos innovadores que posibiliten su extensión a todo el territorio