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En una era de persistente polarización política, la lucha contra el terrorismo se ha convertido en el asunto con mayor consenso en Estados Unidos. Empero, la cuestión no es si debe ser un objetivo central de la política exterior estadounidense. El péndulo ha oscilado demasiado lejos, a expensas de otros intereses, y es momento de iniciar un debate público más racional sobre el terrorismo y cómo combatirlo.
