La educación es una herramienta de justicia y de progreso social. No es ajena al momento histórico y está expuesta a los vaivenes de los cambios sociales. Nuestra sociedad se encuentra en plena ebullición de una forma tan vertiginosa que produce una constante incertidumbre y preguntas que retumban: ¿quién debe decidir las materias a estudiar? ¿Debe ser el mercado? ¿El conocimiento significa tan solo una transmisión de conocimientos especializados para el trabajo?