Ángel Ferrero
El laborioso proceso de reunificación alemán presenta fallas. La antigua RDA sigue siendo más pobre. El auge de la ultraderecha y una crisis en ciernes ensombrecen el futuro del país.
El proceso de reparación conlleva paciencia y, aunque el tejido se cierre, la cicatriz puede permanecer durante un intervalo de tiempo. De la caída del muro de Berlín puede decirse algo parecido: todo lo que queda, materialmente hablando, son algunos restos esparcidos por la geografía del país. También fuera, como obsequio a algunos Estados y organizaciones internacionales, hay algunas torres vigía y una preocupante industria del turismo kitsch en la capital. Este año volverá a festejarse el aniversario de su caída, el 9 de noviembre (que por caprichos del destino es la misma fecha de la insurrección de los marineros de Kiel en 1918 y la noche de los cristales rotos (Kristallnacht) en 1938) y se convirtió en uno de los episodios claves de la desintegración del campo socialista en Europa oriental.
Aquel proceso duró tres años pero comenzó, como ha mostrado el historiador Stephen Kotkin, mucho antes y sus consecuencias se han percibido hasta comienzos del siglo XXI, o incluso hoy. En la actualidad se dispone de mucha más información de los acontecimientos de 1989 que desafía la versión oficial. Una investigación de 2018 de Radio Berlin Brandenburg (RBB), por ejemplo, reveló que la cifra real de fallecidos por la caída del muro de Berlín fue inferior a la oficial. De las 327 víctimas del informe comisionado por el gobierno federal en 2012, al menos 50 podrían haber sido incluidas incorrectamente, entre ellas varios agentes de la guardia fronteriza de Alemania oriental que se suicidaron por diferentes motivos, así como la de un antiguo miembro de las Waffen-SS, ejecutado en Moscú tras intentar huir a Alemania para evitar ser juzgado por crímenes de guerra.
Claroscuros del proceso de reunificación Aquiles, ausente, todavía era Aquiles”. Los 40 años de existencia de dos Estados alemanes –en el epicentro de la guerra fría y con una realidad cimentada por la construcción en 1961 del Muro como muralla de contención antifascista, según la terminología oficial de Alemania oriental– imprimieron, por fuerza, una honda huella en la vida, cultura y hasta el lenguaje de sus habitantes. Así lo atestiguan desde la producción literaria del dramaturgo Heiner Müller a novelas más recientes como En tiempos de luz menguante (2013) de Eugen Ruge, o productos más amables, como la película Good bye Lenin! El laborioso proceso de reunificación no ha sido por desgracia una historia de éxito. A pesar de algunas mejoras indiscutibles y de la consolidación de las ciudades de Jena, Erfurt, Dresde y Leipzig como clústeres económicos, los Estados federados de la antigua República Democrática Alemana (RDA) siguen presentando en las estadísticas oficiales en 2019 peores índices de salarios, desempleo, demografía, creación de empresas o población en riesgo de pobreza. En 2017, medidos por su PIB per cápita, de los 16 Estados federados de Alemania ninguno de los pertenecientes a la RDA se encontraba entre los primeros puestos: Berlín (7), Sajonia (8), Brandeburgo (11), Turingia (12), Sajonia-Anhalt (13), Mecklemburgo-Pomerania Occidental (14).
La promesa en 1990 de “paisajes florecientes” por parte del entonces canciller Helmut Kohl hizo que el contraste con la realidad fuese más hiriente, pero permitió a la Unión Cristiano Demócrata (CDU) vencer en las primeras elecciones de la Alemania reunificada con el 43,8% de los votos. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), cuya campaña, más realista, advertía de los retos económicos que supondría la reunificación y proponía una subida de impuestos para costearla, perdió tres puntos y medio, y quedó a más de 10 de la CDU. Tiempo después, el candidato socialdemócrata, Oskar Lafontaine, se convertiría en una de las caras más visibles del nuevo partido La Izquierda. Kohl también contó con el respaldo de Washington, inquieto por la posibilidad de que llegase a la cancillería un crítico con la OTAN como Lafontaine, partidario de una coalición con Los Verdes, entonces defensores de una Alemania neutral…