Diego Lucas Mena Acosta
La energía se ha transformado en la cuestión estratégica global por excelencia.
No es solo que a estas alturas la energía influya a la vez en el dinamismo de la economía internacional, la estabilidad geopolítica mundial y nuestro futuro medioambiental a escala planetaria, sino que también parece que la cuestión energética no volverá a un segundo plano estratégico por lo menos durante varias décadas. En este sentido, comprender los alcances de la seguridad energética resulta fundamental ya que puede ser definida de manera distinta por cada analista. La razón es que se trata de un concepto multidimensional (económico, político, geopolítico), que puede definirse a corto, mediano y largo plazo, desde el punto de vista de la producción, desde sus diferentes fases, exploración, desarrollo, extracción, transporte y refino. En cada una de estas fases pueden suceder eventos que impactan, sobre todo, a aquellos países dependientes de insumos energéticos importados.