Tras la Segunda Guerra Mundial, industrialización, productividad y avance social marchaban en paralelo. En casi todos los lados, menos en España, donde la dictadura arrebató, junto a la libertad, la oportunidad de alcanzar los niveles de bienestar que se alcanzaron en el resto de Europa. España siempre ha cambiado con un déficit industrial que en la actualidad requiere de políticas proactivas para desarrollar una reindustrialización que contribuya a conseguir una sociedad más equitativa, más productiva y que aproveche plenamente las oportunidades que ofrecen nuestra pertinencia a la Unión Europea y la Revolución Digital