La actividad industrial es el mejor generador de empleo de calidad en Europa. Necesita trabajadores muy bien formados con empleos estables que permitan un desarrollo profesional, por lo que deben recibir un salario adecuado a la productividad. Al mismo tiempo, la industria es el motor de la innovación, promueve el desarrollo tecnológico aprovechando los avances de la ciencia básica, fija la población al territorio y necesita una cartera ámplia de servicios como apoyo a su actividad. En consecuencia, España necesita una política industrial que profundice en alternativas de futuro