La Ley Reguladora de los Contratos de Crédito Inmobiliario entró en vigor poco antes del verano, cuando había pasado aún poco tiempo desde la aprobación de la propia ley y las disposiciones de desarrollo que debían aclarar algunas dudas relevantes. Esto ha complicado la primera aplicación de la norma y explica, en parte, la caída de las operaciones cerradas en sus primeros días de vigencia. Poco a poco se van aclarando las dudas más importantes pero tendremos que esperar para conocer los efectos reales de la norma sobre el tráfico inmobiliario y la financiación hipotecaria.