Este artículo identifica un problema en la práctica regulatoria ambiental de Chile: la adopción de regulación sustantiva con costos de fiscalización y sanción que son ignorados o muy subestimados. Aunque esta práctica viola la regulación adjetiva, puede explicarse por un diseño institucional que separa funciones en diferentes organismos: el Ministerio de Medio Ambiente tiene incentivos para adoptar regulación sustantiva e inmediatamente internalizar el crédito político, externalizando el eventual costo del fracaso en la Superintendencia de Medio Ambiente. La experiencia comparada maneja este problema a través de un organismo independiente de control de calidad de las evaluaciones de impacto regulatorio.
This paper identifies a problem within the environmental regulatory practice in Chile: the adoption of substantive regulation which enforcement costs are ignored or very underestimated.
Though this practice clearly violates the adjective regulation, it can be explained through an institutional design that separate functions among different agencies: the Ministerio de Medio Ambiente has incentives to adopt substantive regulation and immediately internalize political credit, externalizing the cost of its eventual failure in the Superintendencia de Medio Ambiente. Comparative experience address this problem by setting an independent organization to perform quality control over regulatory impact assessment.