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A pesar de la evolución tecnológica, aún ocurren con frecuencia en las expediciones de transporte marítimo situaciones de daño, al buque o a la carga: las llamadas averías, que generan conflictos de intereses entre los involucrados, principalmente en lo que se refiere a la posibilidad de repartición de los daños. Son sólo dos los tipos de avería: la simple y la gruesa. La avería simple, definida como daños ocasionados durante la expedición, vinculados a casos fortuitos o de fuerza mayor, o la acción humana culposa o dolosa. Las averías gruesas, aquellas originadas en la acción consciente humana, destinadas a evitar un mal mayor y en pro de la conclusión exitosa de la expedición. Sólo éstas generan el reparto de los daños. Así, para delimitar lo que efectivamente debe ser enfrentado por todos, surgió un reglamento internacional para la unificación de los conflictos de avería: las reglas de York y Amberes. Sin embargo, no siempre se aplicará. En el ámbito interno brasileño, por ejemplo, el documento jurídico previsto para calificar y definir las situaciones de avería es el Código Comercial. En este sentido, considerando las situaciones susceptibles de resolución interna, el Nuevo Código Procesal Civil ha previsto la regulación de las averías gruesas en un procedimiento especial. Por lo tanto, nuestro estudio será iniciado por una contextualización del derecho marítimo, seguida de la conceptualización de los institutos relacionados con la cuestión, así como de su regulación por el Derecho Internacional, para luego presentar el procedimiento previsto por el CPC / 15. Nos apoyaremos en los clásicos del derecho de navegación, como Miranda Filho, Bezerra de Moura, y también de la doctrina más actual como la de Eliane Martins, Carla Gibertoni y Paulo Cremoneze.
