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María Rosa García Fernández
En la sierra La Cabrilla, de Cazorla, provincia de Jaén, se fraguó la historia de la amistad entre el ingeniero de montes don Enrique Mackay y el guarda Serafín Pérez Soria, al hilo de la cual, se van describiendo las costumbres y el ambiente de los años 1950, 60 y 70 en la Sierra de Cazorla.
Este año 2018 se cumple el 60 aniversario del comienzo de esta historia, primero, con una simple relación laboral, entre el propietario de una nca y su obrero; enseguida, se va enriqueciendo con una relación profesional entre el ingeniero de montes y el guarda, entre el ilustre y estudioso explorador de la Sierra y el sencillo serrano criado en ella; y se va convirtiendo en una relación humana y entrañable entre el maestro y su discípulo, entre el anciano y el joven, entre la experiencia y la frescura.
Una amistad basada en la conanza, el afecto y el respeto, que surgió por unas circunstancias excepcionales. Surgió del encuentro en un determinado momento de dos personas grandes y sabias en la agreste y espléndida sierra la Cabrilla Baja.
Con nuestros personajes se experimenta el mítico “retorno a la Naturaleza”, ese deseo del ser humano de regresar a un estilo de vida sencillo y armonioso con el mundo natural (la Sierra de Cazorla, en este caso), en el que ellos decidieron vivir.
