La caída del muro de Berlín en 1989 prometió la entrada en un mundo globalizado que fuese acompañado de una apertura de fronteras. Esta narrativa liberal poco ha tenido que ver con la realidad del escenario que se ha desarrollado en la Unión Europea respecto a las políticas fronterizas. Con un escenario de más de 68,5 millones de personas desplazas por la fuerza en 2017,1 desde 1989 las políticas de los Estados miembro de la UE han ido encaminadas a endurecer el control de las fronteras, avanzando hacia lo que se ha denominado la «Europa Fortaleza». Esto ocurre en un contexto de expansión de políticas de securitización, vinculadas a la Homeland Security en todo el mundo, que están convirtiendo las migraciones en un asunto de seguridad interna para los estados, cuando no directamente en una amenaza. La realidad es que hoy en día hay más muros en territorio de la Unión Europea que en 1990, la mayoría de ellos construidos por cuestiones relacionadas con los flujos migratorios.