La crisis ha llevado a la zona del euro a dar un paso adicional en su integración con la creación de la Unión Bancaria (UB) que empezó a rodar a partir de 2014. Sin embargo, la integración financiera está aún incompleta. Entre otras políticas, falta terminar la UB con el pilar de garantía de depósitos, impulsar un esquema común de préstamos de última instancia para el sistema financiero, completar la función de estabilización de países o, incluso, repensar la arquitectura institucional de la Unión Económica y Monetaria (UEM). El debate en torno a estas políticas se puede aproximar desde la dialéctica entre la acción común y la responsabilidad de país