La economía española mantendrá la onda expansiva de crecimiento durante los dos próximos años, fruto del saneamiento financiero de las empresas, del favorable posicionamiento competitivo que permite ganar cuotas de mercado y de la propia inercia del crecimiento. Aunque la recuperación irá perdiendo vigor, las tasas de crecimiento seguirán en cifras del 2,8% en 2018 y del 2,4% en 2019. La actual fase de expansión es, probablemente, el momento ideal para afrontar con decisión los dos principales desafíos a los que se enfrenta la economía española:
la deuda pública y el mercado laboral. En ambos casos, la posición es desfavorable con respecto a los países de nuestro entorno. Una estrategia de corrección de estos desequilibrios potenciaría la resiliencia ante eventuales choques económicos y financieros, y facilitaría un crecimiento más inclusivo.