La adopción el 2 de abril de 2013 del Tratado sobre el comercio de armas constituye un acontecimiento sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales. La rígida interpretación de la regla del consenso que presidió el desarrollo de los trabajos ha supuesto, sin embargo, que el texto resultante no sea un instrumento plenamente satisfactorio. Su limitada aplicación a municiones y a piezas y componentes, las dudas que plantea la cobertura de las transferencias no onerosas, la posible virtualidad purificadora de eventuales impactos positivos sobre la seguridad de transferencias dudosas desde perspectivas humanitarias, la falta de toda previsión de un criterio relativo al impacto de las transferencias sobre las necesidades de desarrollo sostenible del Estado destinatario, la generalidad con la que se formulan para los Estados parte unas obligaciones plagadas de cláusulas elusivas o escapatorias, las debilidades del mecanismo de información o la amplia posibilidad de formular reservas son todos ellos aspectos que hacen que el texto finalmente adoptado diste mucho de ser el tratado robusto, exhaustivo y eficaz que se reclamaba desde la sociedad civil para afrontar la terrible problemática que plantea la proliferación descontrolada de armas. Pese a ello, en el último momento se flexibilizaron aquellos elementos que dotaban de absoluta rigidez al sistema previsto, permitiendo una evolución no por difícil menos deseable y, por ello, merecedora de pleno apoyo.
The adoption of the Arms Trade Treaty is an unprecedented event in the history of international relations. The rigid interpretation of the consensus rule that presided over the development of the negotiations has meant, however, that the resulting text is not a fully satisfactory instrument. Its limited application to ammunition and parts and components, the doubts raised about the coverage of not onerous transfers, the possible purifying virtuality of eventual positive impacts on peace and security of dubious transfers from humanitarian perspectives, the lack of any provision about the consequences of transfers on sustainable development needs of recipient State, the generality with which are formulated the obligations for States Parties and the numerous elusive clauses or loopholes around them, the weaknesses on the transparency mechanism, or the wide possibility of reservations are all aspects which provoke that the text finally adopted is far from being the robust, comprehensive and effective treaty as demanded by civil society to address the terrible problems posed by the uncontrolled proliferation of weapons. Despite this, at the last moment were relaxed those elements of absolute rigidity that endowed the projected system, allowing his difficult but desirable evolution. For that reason, the treaty deserves full support.