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Rafael Bernad Mainar
De los tres pilares llamados a construir el futuro Derecho europeo de contratos (ciencia jurídica, legislación y formación legal) y sin prescindir, claro está, del factor e impulso político-económico estrechamente imbricado, la ciencia jurídica se erige en tal menester, sin ningún género de dudas, en un instrumento preciado e ineludible, de suerte que cualquier intento legislativo unificador que se abandere prescindiendo de su contribución o menospreciando su importancia está condenado al fracaso o, cuando menos, a un resultado mediocre y corto de miras. Ante este escenario, el derecho romano asiste en pleno siglo XXI al cuarto reencuentro con la historia, después de las experiencias romana, bajomedieval y decimonónica.
Of the three pillars called for to construct the future European contract law (legal science, legislation and legal training) and without, of course, dispensing with the politically-economic factor and impulse closely intertwined, legal science is erected in such a way, without any a kind of doubts, in a precious and inescapable instrument, so that any unifying legislative attempt carry the banner for regardless of its contribution or disparaging its importance is condemned to failure or, at least, to a mediocre and short-sighted result. Before this scenario, Roman law assists in the XXI century to the fourth reunion with history, after the Roman, late medieval and nineteenth-century experiences.
