El presupuesto público local en nuestro país en su proceso tradicional es un espacio limitado para la ciudadanía, marca una distancia entre los gobernantes y los gobernados, guiado por criterios técnicos sin el involucramiento de la comunidad en la definición de prioridades en el uso de los recursos. Las nuevas tendencias de gerencia pública procuran que el ciudadano vaya más allá de participar en las urnas cada 4 años; el ciudadano debe ser parte activa en las decisiones públicas que lo afectan. El presupuesto participativo le permite al ciudadano ser parte activa con voz y voto en la definición de prioridades en el uso de los recursos públicos, y es el instrumento de gestión local que garantiza mayor efectividad, equidad y legitimidad en la utilización de estos. Las experiencias a nivel nacional de Medellín, Pasto y Marsella Risaralda y a nivel internacional Porto Alegre y Belo Horizonte Brasil permiten ver que el proceso de PP se puede constituir en parte de la cultura y adaptado a las condiciones de cada territorio; basta la voluntad política y el apoyo de la sociedad civil para hacer frente a los inconvenientes en su desarrollo, mejorar el proceso permanentemente y hacerlo sostenible. No existe un ciclo único para el Presupuesto Participativo en Colombia, no obstante es importante tener en cuenta los tiempos y las fechas establecidas por la normatividad que regula el presupuesto y la planeación.