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El mayor inconveniente que habremos de superar para hacer frente con algunas posibilidades de éxito al reto climático somos nosotros mismos. Ni estamos preparados para modificar nuestros modos de convivencia con el medio, en la medida en que no estamos dispuestos a renunciar a usos y costumbres que están asentados como indicadores de calidad de vida, ni estamos dispuestos a aceptar cambios que introduzcan incertidumbres respecto a nuestro futuro. Ya no hay dudas de que el uso de los combustibles fósiles es la causa principal de la aceleración del cambio climático. Por ello, es urgente reemplazar un modelo energético que pone en riesgo nuestra seguridad como especie, además de modificar hábitos de consumo de una población mundial con más de 7.000 millones de seres humanos, que multiplican los impactos sobre los equilibrios ecológicos del Planeta.
