Desde el restablecimiento de la democracia a finales de los años setenta, España ha ido recuperando el lugar que le corresponde en la comunidad internacional. En este proceso ha tenido y tiene especial relevancia la relación de España con América Latina, que ha permitido potenciar sus intereses comunes y reforzar y expandir su identidad compartida. Esta cooperación �política, económica, cultural� constituye la piedra angular de la estrategia que España debe mantener para enfrentase a los desafíos de la globalización en un mundo que exige soluciones comunes a problemas que no conocen fronteras