En 1997 Hungría y Polonia fueron los primeros países de Europa Central en privatizar parcialmente sus sistemas nacionales de pensiones. Para ello desviaron parte de las cotizaciones al régimen público de pensiones a cuentas de inversión individuales gestionadas de manera privada. Tras la crisis económica mundial, ambos gobiernos racionalizaron estos regímenes de segundo pilar: en diciembre de 2010 Hungría dejó de financiar las cuentas y recuperó la mayor parte de los saldos de las cuentas de los trabajadores y, en abril de 2011, Polonia redujo el desvío de cotizaciones al segundo pilar. Los factores que llevaron a estas reducciones se remontan a los proyectos originales del segundo pilar de 1997, que omitieron condiciones fundamentales relacionadas con la financiación de las cuentas, el proyecto de las prestaciones privadas y la reglamentación de las comisiones de gestión privada. A pesar de que a lo largo de la puesta en práctica los dos gobiernos trataron de compensar la ausencia de estas condiciones de proyecto, los resultados fueron limitados. Al reducir el rendimiento de las inversiones y aumentar los costos de los préstamos, la crisis económica mundial llevó la problemática a un punto crítico. En la conclusión se señalan algunas cuestiones importantes cuya resolución determinará las repercusiones a largo plazo de las reducciones del segundo pilar.