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La atención de la salud de las personas de edad avanzada dependientes ha sido considerada en el Japón como una actividad que incumbe exclusivamente a la esfera familiar, a pesar de que, por un lado, existe una gran diversidad regional en términos de estructuras familiares y de que, por otro lado, en el pasado existían simultáneamente solidaridades extrafamiliares. La evolución sociodemográfica desde mediados del siglo XX ha conducido a los poderes políticos, pero también a la opinión pública, a crear un seguro público de dependencia, establecido en 2000 y encaminado a «socializar» esas actividades que, en principio, eran familiares y femeninas. Este artículo propone un análisis crítico del sistema y del contexto en que se generó el seguro. ¿Responde el sistema a las necesidades de las personas de edad avanzada y de sus entornos (familiares y no familiares)? Además, ¿tiene en cuenta las diversidades regionales, en particular en lo relativo a la situación de las familias, además de los problemas financieros y de las presunciones sociales? El proceso de envejecimiento demográfico que experimentan las sociedades industrializadas nos obliga a revisar los avances histórico-sociales de esas sociedades, con el fin de adaptar regularmente los comportamientos y lugares de residencia a los contextos socioeconómicos que evolucionan rápidamente.
