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Luis Gómez Rufián
Los indicadores reciente publicados por el lNE que descuentan la distorsión por el «efecto composición» en el empleo -es decir, el impacto de los cambios en la morfología del mismo sobre el salario promedio del mercado, y que afectaban al resto de indicadores salariales tradicionales- se exponen en la forma de «sala-rios por hora» y ello, lógicamente, por ser el tiempo de trabajo -y, especialmente, el tipo de jornada- unos de los elementos con mayor afectación en esa distorsión (iunto a ellos se encontrarían el tipo de contrato, la antigüedad, los flujos entre sectores y entre ocupaciones ...etc.). Sin embargo, la evolución de este «sala-rio por hora» ya ha sido estudiada en otros trabajos, lo que invita a plantearse, y en la línea con los Estudios del Banco de España, mantener sin excluir los factores que afectan al del tiempo de trabajo (mientras se descuentan el resto de las mencionados) en el proceso de eliminación del «efecto composición» y, des-de ese punto de vista, estudiar cuál ha sido la evolución del «salario por trabajador» a lo largo de la crisis económica. Se dispondría, así, de un indicador sobre el coste global que cada empresa ha debido abonar por cada uno de sus asalariados, y no sólo uno referente a la hora trabajada promedio. La conclusión de ello, de este replanteamiento parcial pero realista del efecto composición, es la de que, materialmente, los salarios sí se ajustaron a la evolución del ciclo económico del empleo (incluso ello hasta tal punto de po-der plantearse, seriamente, si ello pudo llegar a ejercer un efecto depresivo sobre la demanda agregada y, consecuentemente, sobre la demanda de empleo en tanto que derivada de aquélla). En conclusión, si la estimación aquí realizada es correcta, podría descartarse la tesis sobre la asimetría entre la evolución de los salarios y de principales los indicadores macroeconómicos que una vez iniciada la recesión, es decir, el denunciado comportamiento «contracíclico de aquellos» (y que sirvió de sustento, especialmente, a la reforma laboral de 2012). el cual, entonces, obedecería a los defectos que de adolecían, por esa distorsión vía «efecto composición», los indicadores salariales hasta ahora utilizado habitual y generalizadamente.
