on el final del verano de 2006 concluyeron las obras de la nueva plaza de Indautxu. Casi diez años después surge la oportunidad de una revisión del trabajo realizado. Algo que pudiera producir cierta pereza es en realidad un ejercicio incluso recomendable.
Comienza esta revisión recopilando documentación generada desde el origen del concurso que conllevó la contratación del proyecto y la obra. La perspectiva que nos aporta la revisión de estos textos e imágenes enseguida nos lleva a reflexionar; cuando proyectamos los espacios nuestra referencia es un futuro a medio-largo plazo, el uso que se hace de esos espacios por la personas que lo habitan puede variar lo que en el ejercicio de proyectar habíamos previsto. Es grato volver diez años después de terminar la construcción de la plaza y contrastar las intenciones que nos llevaron a su definición con la realidad innegociable que las costumbres y las rutinas han hecho de ese lugar.
La visión que aporta esta mirada retrospectiva es reveladora, por ello he optado por enfocar el texto que sigue contrastando los objetivos originales con las realidades actuales.