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Los bordes de las ciudades que crecen son frecuentemente ámbitos de ambigüedad, particularmente inestables en sus formas y usos. Muchas de las periferias de las áreas urbanas de la Europa post-industrial muestran diferencias considerables con aquellas construidas a lo largo de los crecimientos de lo industrialización: territorios desestructurados, conformados por piezas de una urbanización fragmentaria en sus formas y funciones, conectadas –o segmentadas- físicamente por autopistas, carreteras o líneas de ferrocarril. Los procesos territoriales subyacentes han estado abrumadoramente dominados por los mercados, a menudo bajo condiciones de elevada incertidumbre, y con resultados ambientalmente insostenibles. Obviamente, este tipo de situaciones suponen escenarios altamente problemáticos para el planeamiento urbanístico.
El trabajo que se presenta aquí asume el desafío de explorar elementos de racionalidad para abordar el planeamiento y el proyecto de estas situaciones. En este sentido, también se asume que la remodelación de esas periferias fragmentadas no significa volver, necesariamente, al modelo de continuidades y contigüidades espaciales de la ciudad tradicional. Por el contrario, las ideas regeneradoras y la recomposición de estos territorios, infinitamente variados, pueden desvelar formas urbanas alternativas, y quizás modos diferentes de urbanidad, capaces de añadir riqueza, diversidad y complejidad a las condiciones ya existentes en la ciudad en cuestión.
