La respuesta a la crisis financiera incluyó la aprobación de un importante conjunto de normas que, considerado de forma agregada, ha tenido un fuerte impacto sobre las entidades de crédito. Los acuerdos de Basilea III implicaron, en su traslación sucesiva a las normas europeas y españolas, un fuerte aumento en los niveles de capital de las entidades, a los que se unieron los nuevos requerimientos en materia de liquidez y apalancamiento. Las nuevas normas sobre resolución bancaria han significado una exigencia añadida para las entidades financieras en todo el mundo. También se han producido nuevas normas de conducta, que afectarán al modelo de negocio de las entidades, y que las obligarán a cambiar el modo en que ponen a disposición de sus clientes distintos tipos de productos y servicios. Por último, y no menos relevante, se están produciendo cambios contables que tendrán también una incidencia importante sobre la situación de las entidades, obligándolas a realizar un esfuerzo considerable para su implementación. Bajo las nuevas reglas, negocios que fueron en el pasado muy rentables pueden haber dejado de serlo comparándose desfavorablemente con otras líneas de actividad. Además, el riesgo que tenemos en estos momentos de renacimiento político de las corrientes más proteccionistas y nacionalistas es que esta revisión venga de la mano de la abolición total o parcial de los estándares globales para su sustitución por normas puramente nacionales y no armonizadas a nivel global. Esto constituye un gran riesgo para las entidades que tienen presencia en distintos países y sería una mala noticia para la economía y las empresas globales.
The response to the financial crisis included the approval of a significant group of standards which, taken as a whole, has had a strong impact on credit institutions. In their transposition to European and Spanish rules, the Third Basle Accord involved a heavy increase in capital requirements from banks, to which were added the new liquidity and leverage requirements. New standards regarding banking regulations have meant another requirement for financial institutions throughout the world. There have also been new standards of conduct which will affect the business model of banks and force them to change how they make different kinds of products and services available to customers. Finally, and no less relevant, changes in accounting are occurring which will also have significant influence on banks? situation and force them to make a considerable effort to implement them. Under the new rules, businesses which in the past had been very profitable may have ceased to be so when unfavourably compared with other lines of activity. Furthermore, the risk that we have in this time of political rebirth of the most protectionist and nationalist currents is that this revision comes with the support of the total or partial abolition of global standards to be replaced by purely national standards not in tune at global level. This constitutes a great risk for companies with a presence in different countries and would be bad news for the global economy and companies.