Acceso usuarios
Thomas Verellen
En este comentario se analiza el Dictamen emitido por la Gran Sala del Tribunal de Justicia de la UE, el 14 de febrero de 2017, sobre la competencia de la UE para celebrar el Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. En primer término, se presentan los argumentos de las partes que intervinieron en el procedimiento y, a continuación, se resumen tanto las conclusiones del Abogado General Wahl como el pronunciamiento de la Gran Sala. En la sección de análisis, el comentario se centra en el tratamiento dispensado por el Tribunal a la excepción de “armonización mínima”. Se constata cómo, pese a decantarse por una interpretación amplia de la doctrina AETR, el Tribunal confirma la vigencia de esta excepción que permite a los Estados miembros asumir compromisos internacionales siempre que, tanto estos, como las normas ya existentes en ese campo en el ordenamiento jurídico de la Unión, establezcan requerimientos mínimos. Otros aspectos interesantes del Dictamen, como la reacción del Tribunal frente a la línea argumental de la Comisión en relación con la política comercial común, no son objeto de análisis en este comentario.
This case note examines the Opinion issued on 14 February 2017 by the Grand Chamber of the European Court of Justice on the nature of the competence of the European Union to conclude the Marrakesh Treaty to Facilitate Access to Published Works for Persons Who Are Blind. The case note first presents the arguments of the parties involved in the proceedings and subsequently summarises the opinions of AG Wahl and the Grand Chamber. In the commentary section, the case note examines the Court’s treatment of the ‘minimum harmonisation’ exception. It argues that, despite the Court’s embrace of a broad reading of the ERTA doctrine, the exception remains good law; it thus allows the Member States to incur international legal commitments, provided that both pre-existing common EU rules and the proposed international legal commitments establish minimum requirements. Other interesting aspects of the ruling – in particular the Court’s treatment of the Commission’s first line of argument related to the common commercial policy – are not discussed in this case note, and are left to another occasion.
