El sindicalismo del siglo XXI tiene que afrontar los grandes retos que plantean la globalización de los mercados, las nuevas formas de relaciones laborales, la inmigración, las desigualdades sociales y el desempleo. Pero además, debe encontrar fórmulas adecuadas para relacionarse con las fuerzas políticas progresistas y ser capaz de conseguir una unidad de acción que oponga fuerza frente a las políticas neoliberales