La política educativa durante el quinquenio republicano estuvo marcada por la discontinuidad. Mientras los sectores progresistas del primer Gobierno, con Fernando de los Ríos a la cabeza, iniciaron una reforma educativa basada en una escuela unificada, laica y con autonomía regional, los sectores conservadores la paralizaron e intentaron desandar el camino recorrido, durante el bieneio radical-cedista. Aún así, el esfuerzo realizado durante la Segunda República en materia educativa ha llegado hasta nosotros, setenta años después, como un intento modernizador de la enseñanza sin parangón en la historia de España.