La siniestralidad laboral se analiza con dos tipos de discursos: uno de carácter conservador que valora como atenuantes el desarrollo económico y la formación; y otro crítico, que valora negativamente el deterioro de las relaciones laborales y las actuales políticas de prevención. Pero ambos se enfrentan a la misma realidad: más de quince mil trabajadores han muerto en el trabajo o a consecuencia de él durante los últimos diez años