La elección de un IRPF con un tipo único conduce a pérdidas de equidad en la distribución de los esfuerzos y a una disminución en la recaudación. Por ello, es incompatible hablar de Estado de Bienestar y de convergencia con Europa y caminar hacia este tipo de gravamen, porque, si disminuye la recaudación no habrá dinero suficiente para mantener unos servicios públicos adecuados.