En 1928, el Partido Comunista (PC) adoptó una nueva estrategia política que, lanzada por la Internacional Comunista (IC), buscaba incidir en el plano sindical. Desde hacía tiempo, los comunistas habían implementado diversas estrategias que tenían como eje central la proletarización del partido. A partir de ese año adoptaron una línea de acción denominada “clase contra clase” con la que rechazaban cualquier acercamiento o alianza con sectores progresistas de la burguesía y con otras corrientes de la izquierda. Luego del golpe de Estado de 1930, una vez concluido el gobierno de facto, la provincia de Santa Fe atravesó una experiencia democrática hasta 1935. El gobierno de Luciano Molinas, del Partido Demócrata Progresista (PDP), buscó sostener determinadas garantías civiles que le otorgaron al comunismo local un grado de inserción a contrapelo de lo acontecido en el plano nacional. En ese marco, apoyándonos en una vasta bibliografía además de la prensa local profesional y también la partidaria, nos interrogamos de qué manera los comunistas aprovecharon esos espacios libres para conjugar actividades políticas, sindicales y culturales para recuperar su injerencia entre los trabajadores. El presente trabajo se propone reconstruir la experiencia de los comunistas en la ciudad de Rosario (Santa Fe) entre 1932-1935, a la vez que reflexionar sobre los alcances de sus estrategias políticas.