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Manuel Villoria Mendieta 
La preocupación por la corrupción y el mal gobierno se ha institucionalizado, sobre todo a partir de la Guerra Fría. Hasta entonces se consideraba que era mejor tener un gobernante corrupto "de los nuestros" que uno honesto de "los otros". Pero tras la caída del Muro de Berlín la lucha contra la corrupción empezó a entrar con fuerza en las agendas de los organismos multinacionales y en los programas de desarrollo de las agencias nacionales de cooperación más importantes. La asunción de que la corrupción era un problema para la estabilidad y el desarrollo económico generó como respuesta un conjunto de programas bien financiados para combatir tal lacra.
