La economía social reúne a un conjunto de organizaciones que combinan eficiencia económica y utilidad social y comparten una base común de valores y principios. Representa un peso económico y humano considerable, que crece de forma considerable en toda Europa. Sin embargo, padece de una cierta invisibilidad institucional en la mayoría de los países que hace que sus entidades sufran una banalización de su comportamiento económico y de su papel social. Este artículo analiza la trayectoria de las principales entidades de la economía social en España, en un período de crisis profunda como el que ha conocido el país durante los últimos años. El objetivo es cómo han "navegado" a través de la crisis y, en particular, comprobar si han podido aprovechar este contexto para desplegar sus capacidades y sus especificidades. Se demuestra que si bien el sector no ha escapado de la recesión, ha resistido globalmente mejor que el resto de la economía y ha permitido limitar de manera significativa sus efectos en la sociedad. Se encuentra evidencia, pues, sobre su carácter contracíclico y anticrisis.