A través de los tiempos, los hombres han determinado distintas formas de dirimir sus conflictos, las cuales pueden agruparse en dos categorías: la autocomposición (transacción, conciliación, desistimiento y allanamiento), que es la forma natural de solución de los conflictos entre contendientes, y la heterocomposición (sentencia judicial y laudo arbitral), que contiene formas alternativas de solucionarlos. La distinción esencial está dada por la participación de las partes inmersas en el conflicto y la posible injerencia de terceros para solucionarlo. (…)