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Jorge Andrés Agurstin
I. INTRODUCCIONEn nuestros tiempos, tal como señala Martínez (1996), parecería imposible encontrar a tan solo dos personas que estén completamente de acuerdo en algo; sin embargo, científicos, políticos, ambientalistas y público consciente, coinciden en señalar que la situación del mundo no puede continuar con las tendencias actuales; sencillamente no es sustentable porque han sido rebasados los tres límites físicos del planeta; a saber:1) capacidad finita de los sistemas naturales para proveer alimento, proporcionar energía y absorber desechos 2) cantidad de gases de invernadero que pueden acumularse en la atmósfera sin desencadenar alteraciones climáticas 3) cantidad de agua dulce disponible para sostener a los seres humanos, animales y plantas A pesar de los avances científicos de la humanidad, se observa la rápida degradación de la naturaleza, llevando consigo graves problemas y la destrucción de valiosos recursos naturales, tales como los bosques y selvas, y problemas como la erosión y contaminación de suelos, pérdida de los recursos fitogenéticos y la fauna silvestre, reducción y contaminación de los cuerpos de agua, acelerado incremento de la población y su consecuente creación de grandes urbes que activan y aumentan la contaminación del planeta. Estos son algunos de los múltiples problemas ambientales que hoy enfrentamos todos los que habitamos este planeta.El país y particularmente el estado de Michoacán, enfrentan de manera más acentuada los problemas señalados, debido al intensivo aprovechamiento de los recursos naturales y los tipos de agricultura practicados, caracterizándose por la sobreexplotación de los bosques, erosión y contaminación del suelo y agua. Por ello, es urgente buscar alternativas productivas y tecnológicas, estableciendo políticas de desarrollo de la agricultura, congruentes con las consideraciones anteriores, de tal modo que las alternativas que se propongan estén orientadas al uso racional de los recursos naturales disponibles.La búsqueda de alternativas productivas y tecnológicas, es por lo tanto, una prioridad para lograr el aprovechamiento racional, rescate y conservación de los recursos naturales, principalmente los utilizados en el agro. Dentro de las alternativas posibles, la diversificación de cultivos y la agricultura orgánica pueden ayudar a resolver, en parte, la compleja problemática socioeconómica, tecnológica y ambiental que padece la agricultura michoacana.El estado de Michoacán se caracteriza por ser eminentemente agropecuario, sector que da empleo al 35 por ciento de su PEA; 1.2 millones de has. son agrícolas (21 por ciento), de las cuales el 69 por ciento son de temporal y el 31 por ciento de riego; el 43 por ciento es de uso pecuario, el 27 por ciento forestal y el 9 por ciento se clasifica como de otros usos (Escobar et al.,1993). A nivel nacional, la entidad destaca por su importante explotación forestal, siendo ésta la actividad agrícola de mayor importancia, tanto por el volumen como por el valor que genera.La estructura de la producción agrícola estatal está fuertemente orientada a la producción de granos básicos: maíz y sorgo en primavera-verano y trigo en otoño-invierno; le siguen en importancia, por su valor comercial y dinámica económica, el aguacate, limón, mango, caña de azúcar y algunas hortalizas como melón, fresa y pepino.En la entidad se cultivan más de 150 diferentes especies, se registran más de diez sistemas de producción pecuarios y varios sistemas de producción forestal y agroindustrial; también se aprovechan los animales y plantas silvestres mediante la caza y recolección.Este conjunto de actividades se practica y desarrolla en la gran diversidad de condiciones geográfico-naturales, socioeconómicas y tecnológicas que presenta el estado, por lo que se observan características, dinámicas y problemáticas también variadas (Escobar et al, 1993).Aun cuando en la entidad pueden desarrollarse muy diversos cultivos, sólo alrededor de 11 especies son las más importantes por la superficie cosechada; estos son: maíz, sorgo, aguacate, trigo, frijol, caña de azúcar, limón, mango, garbanzo, plátano y ajonjolí, mismos que en el año de 1990 ocuparon más del 90 por ciento de la superficie cosechada a nivel estatal, lo cual indica que el resto de las especies cultivadas, más de 140, se cosecharon en una superficie menor del 10 por ciento, aunque en términos de producción y el valor que generan algunos son muy importantes; tal es el caso de melón, fresa, pepino y zarzamora.Es interesante observar que, de manera general en el estado, la producción agrícola se sostiene con especies y variedades introducidas, pero existe una serie de cultivos nativos y de reciente introducción con grandes posibilidades de producción comercial, tanto para el mercado nacional como el de exportación, que por ahora sólo se utilizan marginalmente.Problemas de mercado, entre ellos que la población mexicana y extranjera no conoce las bondades de muchas de nuestras plantas, inadecuados canales de comercialización, baja calidad de los productos por el daño de plagas y enfermedades, falta de técnicas apropiadas para la producción a nivel comercial, así como de escasos apoyos crediticios para el establecimiento de nuevas plantaciones de especies frutales, son algunos de los principales obstáculos para el desarrollo de los cultivos nativos e introducidos.Sin embargo, Michoacán cuenta con áreas de buenas condiciones climáticas, edáficas, tierras de riego o buen temporal y recursos fitogenéticos para desarrollar nuevos cultivos. Se requiere, por lo tanto, explorar nuevos mercados para ampliar las expectativas de comercialización en lo interno y externo, e iniciar o incrementar la industrialización de productos para encontrar soluciones a los problemas de comercialización, bajos precios y baja redituabilidad de varios cultivos.Aunado a lo anterior, es necesario buscar nuevas alternativas productivas y tecnológicas, ya que la producción convencional de granos básicos, frutales y hortalizas, enfrenta problemas graves de comercialización y baja redituabilidad por la sobreproducción o dificultades de su venta, por lo que la diversificación de cultivos puede ayudar a resolver, en parte, estos problemas, produciendo los artículos alimenticios que la población michoacana y nacional demandan y al tiempo, buscar las exportaciones que son fuente importante de divisas para la nación.Tres consideraciones adicionales importantes se deben tomar en cuenta para acelerar el estudio de los recursos fitogenéticos y la búsqueda de los cultivos alternativos en la entidad:Primero: por la razón de que la vegetación nativa está siendo rápidamente degradada debido a la tala irracional, incendios y el sobrepastoreo y con ello se causa la pérdida de los recursos fitogenéticos.Segundo: el establecimiento de cultivos comerciales basado en germoplasma introducido, tanto del país como el extranjero (maíz, aguacate, mango, fresa, melón, pastos y otros), sustituye a los cultivares nativos, lo cual también causa pérdida de los recursos fitogenéticos.Tercero: la urgente necesidad de buscar nuevas alternativas productivas y tecnológicas para hacer frente a la difícil situación creada en la agricultura por el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá, Estados Unidos y México, cuyos impactos negativos ya se empiezan a sentir.Los recursos fitogenéticos en Michoacán son muy abundantes y todos merecen atención; algunos grupos de plantas como frutales, ornamentales, hortalizas, forestales, pastos y medicinales, tienen grandes perspectivas de cultivo comercial, sin embargo, se le han dado poca importancia en las políticas agrícolas, a fin de preservar y aprovechar mejor estos preciados recursos.El presente escrito da a conocer algunas especies nativas e introducidas promisorias, principalmente frutales, que pueden ser incorporadas en la diversificación. De igual forma, se plantea la importancia de la búsqueda de nuevas alternativas tecnológicas, siendo la agricultura orgánica una de las que tiene mayores perspectivas y que puede ser una de las opciones complementarias a la diversificación para resolver la problemática planteada y apoyar el desarrollo de la agricultura estatal.
