Michael Andregg
Este artículo aborda varios dilemas éticos y consecuencias prácticas de las revelaciones de Edward Snowden acerca de la vigilancia electrónica masiva de llamadas, correos electrónicos, redes sociales y otra “inteligencia de señales” (SIGINT) alrededor del mundo, pero especialmente las comunicaciones internas en América, consideradas exentas de esta vigilancia salvo autorización judicial. Las consecuencias éticas importan para todos los juicios éticos “utilitarios”. El autor concluye que la cuestión mayor es de lejos si los profesionales de la inteligencia estadounidenses consideran como ley suprema a la Constitución, o bien a los acuerdos de confidencialidad con cada agencia particular o con el gobierno estadounidense. Las reacciones a Snowden siguen el siguiente patrón, siendo éste considerado como un traidor por el personal con habilitación de seguridad, y como un héroe para la gente corriente por revelar al público la actividad ilegal dentro de la Agencia de Seguridad Nacional dirigida contra las libertades civiles fundamentales protegidas constitucionalmente como la libertad de expresión.
This article addresses a number of ethical dilemmas and practical consequences of the revelations of Edward Snowden about massive electronic surveillance of telephone calls, emails, social media posts, and other “signals intelligence” (or SIGINT) across the entire world but especially including domestic American communications formerly thought immune to such surveillance unless authorized by judicial warrant. Practical consequences matter for all “utilitarian” ethical judgments. The author concludes that by far the largest issue is whether U.S. intelligence professionals regard the U.S. Constitution as supreme law in America or non-disclosure contracts with individual agencies or the U.S. government. Reactions to Snowden follow this pattern, with security-cleared insiders generally considering him a traitor and ordinary people generally considering him a hero for telling the public about illegal activity within the National Security Agency directed against fundamental, and constitutionally protected civil liberties like freedom of speech.