Inmaculada Aguilar Nàcher
Dos años después del 15M español y en el año en que se ha vivido el estallido de protestas en Turquía, Brasil o Egipto, los movimientos sociales han asentado dinámicas de comportamiento nuevas, basadas en el funcionamiento en Red, en un ecosistema móvil y digital, con lenguajes y valores propios de una organización más horizontal, multinodal y meritocrática. El movimiento mantiene las simpatías entre la opinión pública, pero cada vez más se duda de la pervivencia y de la incidencia real del 15M. De lo que no hay duda es de la aparición –en paralelo- de una demanda de mayor transparencia y profesionalidad en la política, ante la percepción de falta de eficacia y de mayor corrupción. Mientras el Parlamento sigue su camino de descrédito y de desafección política, la ciudadanía ha tomado la delantera a otros actores de la democracia en su capacidad de adaptación a las nuevas herramientas tecnológicas que han propiciado, iniciativas de personas y de colectivos –sin intermediarios- para vigilar la actividad de la política y del Parlamento.
Two years after the Spanish 15M and the year that has lived the outbreak of protests in Turkey, Brazil and Egypt, social movements have settled new dynamic behavior, based on network performance in a mobile and digital ecosystem with languages and values in a more horizontal, multinodal and meritocratic organization. The movement maintains sympathy among the public, but increasingly doubt the survival and the actual incidence of 15M. In what is no doubt the appearance –parallel– a demand for greater transparency and professionalism in politics, with the perceived lack of efficiency and greater corruption. As Parliament continues its way to discredit and political disaffection, citizenship has overtaken other actors of democracy in its ability to adapt to new technological tools that have led to initiatives of individuals and groups, without intermediaries, to monitor the activities of politics and Parliament.