En toda valoración de empresas, es necesario, antes que nada, reflexionar sobre el peso específico que deben representar los datos y los procedimientos. La realidad muestra, que muchas veces, para realizar análisis preliminares con el fin de obetner una valoración, puede no ser necesario un alto grado de precisión en los datos, lo cual ahorra costes y tiempos; pero puede ocurrir también que la valoración sea muy sensible a los datos y éstos no se conozcan con precisión. El autor, mediante el empleo de casos prácticos, realiza una reflexión profunda, clara e innovadora del proceso de valoración.