La propiedad de cualquier activo lleva aparejados tres derechos: el uso de aquél, del derecho a regular el uso de esa propiedad por otra persona y el derecho a transferir esa propiedad en los términos que se desee. En definitava, esto se traduce en la posiblidad de ejercer el control del activo y de obtener un beneficio. En la medida en que los mercados de capitales se han desarrollado en otros países, básicamente en Europa Continental, donde predominaba un sistema de control interno, el mercado de control empieza a ser un mecanismo latente para controlar la actuación directiva.