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Desde la década de 1990, el sistema de seguridad social de la República de Corea ha experimentado una radical expansión, en gran medida como consecuencia de la crisis financiera de 1997. A pesar de estos cambios, en materia social el gasto público sigue siendo extremadamente bajo —en particular en comparación con todos los demás países de la OCDE— con el resultado de que el sistema global de seguro social y el sector de los servicios respectivos siguen en situación de subdesarrollo. Por consiguiente, la mejor descripción del actual sistema de seguridad social consiste en calificarlo de modelo residual, puesto que la intervención del Estado como proveedor de bienestar no ha dejado de ser sumamente limitada y la familia así como la economía de mercado privada son las que desempeñan el papel central en lo relativo a la oferta de una red de seguridad social. Tales circunstancias se deben ampliamente al legado de la ideología de «crecimiento ante todo» que no ha dejado de ser el enfoque dominante favorecido por la mayoría de los decisores políticos y económicos del país desde el período de régimen autoritario (1961-1993). También ha desempeñado un papel la adopción de la reestructuración neoliberal al estilo de Europa occidental, implementada después de la crisis financiera de 1997.
