Entender el delito como conducta antisocial, lleva a considerar dentro de dichoconcepto, todas aquellas conductas que ponen en riesgo la existencia de la sociedad, generándoseen este sentido, una forma de defensa social.Ahora bien, dicha defensa implica librar una batalla contra un enemigo latente del entramado social, esto es, la posibilidad de propagación del delito, o como en el caso del tabú,tal como lo señala Sigmund Freud, la posibilidad de contagio, que una vez materializada, promueveen la conciencia del colectivo una tendencia auto-destructiva y de desintegración, que conllevaa la ruptura del contrato social, con la temida consecuencia de la anarquía.